USO PEDAGÓGICO DE DISPOSITIVOS MÓVILES
El uso
pedagógico de los dispositivos móviles representa un desafío y una propuesta de
interés en la medida que su incorporación se realice en tanto recurso educativo
situado en el marco de la educación
digital. Esta afirmación, válida para los celulares como para cualquier otro dispositivo
tecnológico, se justifica en el principal objetivo de integrar las prácticas
docentes y pedagógicas a la sociedad del siglo XXI.
Las
escuelas y los espacios aúlicos involucran una integralidad de distintos
elementos, los referidos a la cultura material (sillas, escritorios, pupitres,
bibliotecas, libros y distintas pantallas, entre muchos otros) y los referidos
al espacio simbólico del trabajo escolar en donde se produce, reproduce y
circula la el conocimiento, la comunicación, la información, coexisten el
juego, la exploración, la creatividad y se despliegan las potencialidades para
el desarrollo del pensamiento crítico. Es en este marco en que se entiende el
uso pedagógico de los dispositivos móviles, es decir, como un recurso más,
siempre mediado por las decisiones de enseñanza de los docentes y para que los
alumnos realicen las prácticas que propongan aquellos en el marco de su
programación de la enseñanza y/o aquellas que con dichos recursos los alumnos,
tanto en la escuela como en otros entornos sociales y culturales, ya realizan.
Es
consabido que actualmente existen dispositivos móviles con características
incluso más potentes que una computadora, serán los docentes quienes en sus
instancias de planificación, implementación y evaluación de la enseñanza
involucren su uso, de acuerdo a la disponibilidad de los dispositivos,
combinando el uso pedagógico del celular con otras pantallas, involucrando y
entramando también el uso de recursos más ‘tradicionales’, como la lectura de
un texto impreso, la expresión artística, la anotación de conceptos relevantes
en el pizarrón, etc.
La escuela y los docentes no podemos desconocer las
nuevas formas de leer e interpretar el mundo con las que los alumnos de hoy
abordan los contenidos y las tareas escolares, ellos en ocasiones ya están
utilizando dispositivos móviles para dar cuenta de ciertas actividades
escolares: sacar fotos, buscar información en páginas web, convertir el celular
en cámara de cine, grabar reportajes, etc.
Si nos preguntamos qué sabemos respecto de los alumnos
de hoy en día probablemente señalemos
que en general manejan una variedad de recursos en pantalla para obtener
información: páginas web, redes sociales, teléfonos celulares, comunidades
virtuales, etc.; que utilizan y decodifican diferentes tipos de lenguaje que no
se presentan secuencialmente, sino en forma simultánea, como animaciones,
fotografías, gráficos, textos, hipertextos.
Los dispositivos móviles suelen ser propiedad de sus
usuarios, quienes los llevan consigo
durante todo el día, y ofrecen grandes posibilidades de adaptación a las
necesidades individuales, por lo cual, se prestan mucho más a la
personalización que las tecnologías compartidas y fijas.
¿Es preciso que todos y cada uno de los alumnos de un
curso posean un dispositivo móvil de su
propiedad para plantear un encuadre pedagógico de la clase con uso de tales
dispositivos? En absoluto, la clase puede consistir en ese espacio material y
simbólico típico del trabajo escolar en que mientras unos alumnos toman fotos
con sus celulares, otros compañeros anotan conceptos relevantes en la pizarra
digital, el docente colabora en ponderar la confiabilidad de una página web a
la que accedieron un grupo de alumnos desde sus netbooks y otros compañeros
subrayan las ideas principales y secundarias de un texto impreso traído a la
clase por el docente.
Lejos de aumentar el aislamiento, el aprendizaje con
el uso de dispositivos móviles puede ofrecer más oportunidades de construir las
competencias complejas necesarias para colaborar con otros de manera productiva
en términos de aprendizaje.
Cuando se enseña, los docentes precisan considerar
cuál o cuáles son las maneras más convenientes para que determinados contenidos
sean trabajados por los alumnos. La relación entre temas y forma de abordarlos
es estrecha, contenidos y estrategias de tratamiento didáctico resultan
inescindibles y es allí donde la figura del docente se afirma en cuanto a su
autoridad pedagógica.

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